Presentación y firma de libro: "Donde tú sabes": La Libreria de Deusto / Deustuko Liburudenda

 Nos vemos el Jueves 15 de Febrero a las 18:30 en la "Librería de Deusto" (Bilbao): En la presentación y firma de mi segunda novela (“Donde tú sabes”). Estáis invitados/as a conocer de primera mano las fantásticas aventuras por el mundo de los personajes mágicos Berroiales: charla, exposición gráfica y firma de libros.

Otsailaren 15ean ikusiko dugu elkar, 18:30ean, Bilboko "Deustuko Liburudenda"n https://lalibreriadedeusto.com : Nire bigarren eleberriaren (“Donde tú sabes”) aurkezpen eta sinaduran. Munduan zehar “Berroiales” pertsonaia magikoen abentura zoragarriak ezagutzera gonbidatuta zaudete: Hitzaldia, erakusketa grafikoa eta liburuen sinadura.


“Donde tú sabes” presentación en La Libreria de Deusto. Jose Ramon Elorriaga Zubiagirre

Cuento de Navidad del Caminante del Alma

Publicado en http://blogriojaalavesa.eus
Texto e ilustraciones José Ramón Elorriaga

La fecha, 25 de diciembre de 2016.

Temporada de alegría y celebración, una vez han sido recogidas la viña y el olivar. Huele a vino, a bodega, a trujal y aceite. A invierno huele.

Algo sucede entre las viñas que hasta hoy nadie nos había contado. Es un diálogo inaudible atendido por El Caminante del Alma y El Artista. Es un viejo canto de perdices que sólo ellos pueden traducir a palabras. Atención, porque asistimos a un momento nunca antes contado.

 LA CANCIÓN DE LAS PERDICES

Las farolas de Elciego aún continuaban encendidas y en varios balcones parpadeaban las lucecitas de Navidad. Como siempre hago en mis caminatas, di los primeros pasos con el sol del amanecer. Prometía un día frío y espléndido que no se parecía a los anteriores, transcurridos entre las densas nieblas que cobijan el curso del Ebro.

El Caminante del Alma: José Ramón Elorriaga

Fui alcanzando la alturita de San Roque para contemplar el pueblo e imaginar a los moradores confortablemente en sus hogares después de las emociones de Nochebuena.

LA CAMINATA siempre se inicia en Elciego, y en Elciego concluye el viaje iniciático.

LA CAMINATA siempre se inicia en Elciego, y en Elciego concluye el viaje iniciático.

La luz aún era tímida y el silencio total cuando escuché el primer disparo, seguido de otros tres. Caí en la cuenta, había comenzado la temporada de caza. Siempre me preocupa pasear por el campo cuando temes que en cualquier punto pueden darte un tiro. Todos los años por estas fechas, y en varios lugares, suceden accidentes de esta naturaleza.

Pensé en mis perdices, en nuestras perdices, en las perdices de todos. Perseguidas, acorraladas y matadas en el ejercicio de unos pocos que dicen llamarse deportivamente cazadores. Caminaba entre las mismas viñas por las que había oído cantar y visto correr a magníficos ejemplares de ellas a lo largo del verano.

¿Dónde estarán ahora? ¿Qué sentirán con el sonido cada vez más próximo de los disparos? La parra fresca se había convertido en hojarasca acumulada en rincones de la viña; y la vegetación, en general, se hallaba mustia y escasa. ¿Dónde refugiarse?

“EL SILENCIO era total cuando escuché el primer disparo, seguido de otros tres”.

“EL SILENCIO era total cuando escuché el primer disparo, seguido de otros tres”.

Con estos y otros pensamientos de fraternidad con la tierra que pisaba, fui recorriendo varios kilómetros, siempre acompañado con el impactante sonido de los disparos. Me detuve en un punto donde descubrí en el suelo una obra de arte de las que ofrece la naturaleza.

Por la situación estratégica del senderito en el que me hallaba, había resultado que el desfile reciente de animales degustadores de racima había confluido allí mismo y plasmado en el suelo de barro su inconfundible huella.

De manera que en una superficie no mayor a la de un plato, se mezclaban y superponían huellas de tejón, jabalí, zorro y perro.

Percibí aquello como si se tratase del libo abierto en el que los animales salvajes del entorno nos decían que existían y que la tierra sobre la que caminaba ahora, y otros cazaban, también les pertenecía de pleno derecho.

LA MAGIA y el hechizo de la manta azul turquesa…

LA MAGIA y el hechizo de la manta azul turquesa…

De pronto noté que una mancha de color azul turquesa se movía cerca de donde yo me hallaba. Sorprendido, concentré la vista en ella y volví a encontrarme con la ya vivida y sorprendente aparición del individuo más original que he conocido, El Artista.

Estaba tumbado boca abajo, tapado con una manta y haciéndome señas de que no metiese ruido y me acercase agachado hasta él.

Recordé escenas de indios y exploradores en ese mismo cometido, imitándoles lo mejor que pude, hasta ponerme en paralelo a su estado. No levantábamos más de un palmo del suelo.

Nuestras cabezas, que asomaban a una viña más baja, quedaban cubiertas por hierbas altas y zarzillas.

El Artista con el dedo índice me hizo la señal de silencio, señalando con él, a continuación, a un punto descubierto de la viña.

Susurrando me dijo:

.- Fíjese en esa familia de perdices, guarde silencio y quietud mientras le adelanto lo que en este momento les ocupa.

EL PRIVILEGIO de llegar a entender lo que la Naturaleza nos viene diciendo…

EL PRIVILEGIO de llegar a entender lo que la Naturaleza nos viene diciendo…

El sol comenzaba a caldear el ambiente, haciendo soportable la quietud que exigía el camuflaje. Las coloridas perdices aprovechaban la solana inflamando el plumaje para que el calor penetrara en el cuerpo.

En un bisbiseo me explicó:

.- Es una familia que ante la amenaza de ser matados ha decido reunirse en este lugar para repasar las últimas instrucciones y advertencias. Después, cada pollo partirá en solitario.

No tengo que decir que El Artista siempre es genial y me proporciona un gran honor al participarme esporádicamente de sus magistrales observaciones y conocimientos.

.- Verá usted que se hallan profundamente impresionados y que se agitan rozándose y arrimando los picos. Sus padres en este momento les dicen que recuerden las lecciones que les impartieron en los meses pasados.

LA MADRE perdiz impartiendo las “lecciones de vida” a su estirpe.

LA MADRE perdiz impartiendo las “lecciones de vida” a su estirpe.

Cuando los vendimiadores repasaban las viñas y los tractores tronaban por todos los rincones, entonces les contaron la realidad más temida de su destino: ser cazados. Fue en esos momentos cuando recibieron el primer consejo de los que luego se sucederían abundantemente:

“Cuando veáis que faenan las viñas en los lugares que frecuentáis, no cantar, porque llegada la época de cazarnos, los mismos, cambian la herramienta por la escopeta y lo primero que hacen es acudir allá donde escucharon los cantos”.

Los pollos se agitaban con pequeñas carreras y terminaban pegándose a los padres formando un racimo multicolor. Con el sonido de cada disparo el grupo se apretaba aún más. Con la voz apagada y algo misteriosa El Artista me dijo:

.- Sabe que yo puedo escuchar y entender perfectamente lo que se están diciendo gracias a las cualidades que sólo tenemos los artistas, pero quizás no sabe que también puedo hacer que usted los oiga y les comprenda.

A continuación se movió para desplazar parte de la manta azul turquesa cubriéndome también a mí. ¿Cuáles eran los poderes de la manta fantasiosa? No lo sabré nunca, pero lo que sí sé es que bajo ella sentí que en ese momento el universo entero se había concentrado en la porción de tierra donde las perdices dialogaban.

Mis sentidos ahora eran capaces de asimilar todas las ondas electromagnéticas y de cualquier índole que allí se estaban generando.

¡Qué maravilla, podía escuchar su diálogo y comprenderlo!

Cuando miré asombrado a El Artista, me guiñó un ojo susurrando: “cosas de artistas”.

La poderosa fuerza de concentración mental, me permitió conocer el tremendo momento, lleno de dramatismo, que estaba sufriendo la familia de perdices. Entendí que los padres estaban transmitiendo a los pollos los últimos consejos para sobrevivir, así como también que existían muchas posibilidades de no volverse a juntar todos sanos y salvos.

Con cada disparo el estremecimiento iba en aumento y los padres redoblaban los consejos y advertencias.

“CON CADA DISPARO, el estremecimiento de los pollos de perdiz iba en aumento”.

“CON CADA DISPARO, el estremecimiento de los pollos de perdiz iba en aumento”.

También les decían que esta manera de morir estaba grabada en el destino de las aves, porque los humanos siempre han cazado. Antiguamente era para su propia subsistencia y ahora es por afición cazadora.

Les reconfortaban recordándoles las habilidades ensayadas en verano y los propios instintos de supervivencia. Eran fuertes, bellas y gallardas, además la temporada solo dura un período de invierno, aunque este coincida con la máxima dureza del clima y cuando el frío y el hambre atenazaban.

En desordenada verborrea y agitándose continuamente preguntaban por soluciones concretas para salvarse del tiroteo. Ellos mismos aportaban algunas ideas, pero estaban muy lejos de ser útiles, y es que habían nacido y criado desconociendo a individuos armados de escopetas y perros adiestrados para encontrarlas.

Uno aportó la idea de que podía ser una buena solución el mantenerse toda esa época apagando los llamativos colores del plumaje, por rebozamientos en barro.  El padre desechó la idea razonando que a los perros de los cazadores eso no les afectaría porque su mejor arma es el olfato.

Entonces otro apuntó que si esa es su mejor arma, quizás el remedio fuese pasar el día ocultos entre los montones de oruja abandonados en el campo, y salir solo de noche para alimentarse. El fuerte olor confundiría a los perros.

El padre aconsejó no hacerlo porque correrían el riesgo de enfermar embriagados por el potente aroma.

Otro dijo que lo mejor podía ser subirse inmediatamente encima del perro cuando este les descubriese, así el cazador no dispararía para no matar a su querido perro. A todos le parecía una pobre idea.

Uno más defendió que quizás fuese útil camuflarse entre las palomas del campanario de la iglesia del pueblo; pero el padre también le contestó que en asunto de perdices hasta el párroco tiene escopeta y munición.

La madre se dedicaba a peinarles las plumas y picotearlos en la cabeza.

Otro propuso esconderse en las madrigueras de los conejos, pero también fue rápidamente rechazada.

Quiso otro proponer camuflarse con los inmensos bandos de estorninos porque a ellos no los disparan, pero le convencieron que su vuelo es rapidísimo y en formaciones muy complicadas. Chocarían con todos y se desplomarían agotados.

No pusieron grandes objeciones al último pollo que propuso esconderse momentáneamente en los gallineros de los pueblos. Encontrarían algún rinconcito en el que pasarían desapercibidos, saliendo de noche para alimentarse con el grano de las gallinas. Los padres no pusieron grandes objeciones a esta última ocurrencia, pero advirtieron que el lugar siempre sería una trampa por la frecuencia de gatos y ratas. Cuidaros de ellos.

UN RAMILLETE DE FLORES AGITADAS POR LA BRISA

Los tiros se escuchaban en todas direcciones, había que apurar la reunión. Podía más la fuerza de hallarse juntos que la de separarse y partir a jugarse la vida.

Los padres procuraban ser eficaces con los consejos finales:

– Aproximaros a los pueblos porque en las inmediaciones está prohibida la caza.

– Elegir alturas desde las que podáis distinguir el rumbo de perros y cazadores.

– Recordar que nos conocen como “corredoras” porque tenemos mucho poderío salvando grandes distancias. Correr siempre y levantar el vuelo cuando no haya otra alternativa.

– No cantéis en todo este tiempo y vencer la tentación de hacerlo cuando después de días durísimos os encontréis con algún rayo de sol que caldea cualquier ladera. No cantar.

– Vivir sin llamar la atención y para borrar rastros cambiar de lugar frecuentemente.

– No acobardaros con los días y noches de mal tiempo y escaso alimento, estáis preparados para sobrevivir en esta tierra y su clima.

– Recordar que podéis aprovechar los días de niebla para desplazaros porque esos días está prohibido cazar.

– Os deseamos toda la suerte en los juegos de azar de la naturaleza y frente a la infatigable persecución de los cazadores.

A continuación formaron una piña alrededor de los padres con un vigoroso pateo y el cuerpo erguido. Elevaron al máximo sus cabezas haciendo que los picos rojos semejasen un ramillete de flores agitadas por la brisa.

LAS PERDICES adultas saben que el cazador siempre se cobra una pieza, por lo menos.

LAS PERDICES adultas saben que el cazador siempre se cobra una pieza, por lo menos.

Era lo más parecido a una encantadora danza con la que anunciaban la despedida hacia un porvenir incierto y amenazante.

La madre se dirigió por última vez a ellos:

.- Como padres no podemos aconsejar que vengáis a nuestro refugio porque tampoco es seguro y cada temporada tememos que nos descubran y maten. Tenéis que buscar vuestro propio escondite. Seguramente será más inteligente que el que nosotros tenemos.

“Somos mayores y nos acogemos a lo más disponible para nuestras capacidades. Vosotros sois jóvenes y fuertes para manteneros libres con los poderes propios de los jóvenes pollos de perdiz”.

“Ahora padre subirá a ese almendro y anunciará si el entorno está libre de cazadores. Luego lanzaros al aire como sólo las perdices saben hacerlo y permanecer siempre separadas. Cada una debe buscar su destino”.

Juntas posaron los cuerpos en el suelo, ahuecaron el plumaje y agitando las alas levantaron una pequeña polvareda que confundió al grupo bautizándolo con tierra. Era el adiós. El hasta siempre.

Las últimas palabras de la madre fueron:

.- Queridos hijos, los que sobrevivamos a la invernada, volveremos en primavera a reencontrarnos en este mismo lugar. Entonces acudid cada día para conocer cuántos de nosotros lo ha logrado.

El padre voló hasta el almendro. Los pollos tomaron posiciones para la arrancada y con un canto quebrado por la emoción, por fin ordenó:

.- ¡Ahora!

Ahí salieron como flechas siete hermosos pollos de perdiz, repletos de energía y de instinto vital.

En un alarde de potencia y expresión de que ni el miedo a morir doblegaba su coraje, con su vuelo de sonido turbador, se posicionaron en formación arqueada.

Los siete puntos de rico color en movimiento, por un instante, reprodujeron un finísimo arco iris que fue diluyéndose mientras se alejaban por siete direcciones distintas. Los padres cuando vieron cómo desaparecían, se picotearon nerviosamente. Todavía se dieron tiempo para recordar lo felices que habían sido con ellos y reforzaban la idea de que volverían a verles.

Sonaban más disparos y a cada uno, su corazón se encogía.

EL ARCOIRIS de la esperanza… frente a la quietud de la vida arrebatada.

EL ARCOIRIS de la esperanza… frente a la quietud de la vida arrebatada.

El padre dijo “Confía en ellos”. Y la madre contestó “Son tan jóvenes!”. Después se miraron y sin decirse nada más, emprendieron el vuelo en dos direcciones sabiendo que el encuentro volvería a ser en la cabaña de ovejas donde se habían escondido en la anterior temporada de caza.

En el suelo donde se habían reunido quedaron grabadas sus huellas de despedida.

El Artista retirando la manta se sentó, y ya con tono normal me preguntó:

.- ¿Ha entendido algo de lo que acabamos de presenciar?

Le dije:

.- Todo, y en mi interior ha nacido un poderoso sentimiento de amor y comprensión de la vida de estas bellísimas aves. Siempre les he querido y admirado, pero desde ahora me emocionaré aún más cuando las contemple en el campo y escuche su canto.

Le agradecí la deferencia que había tenido al darme la oportunidad de vivir la maravillosa experiencia y conociendo el modo discreto en el que nos habíamos despedido en las anteriores ocasiones, respeté los consabidos silencios mientras él enrollaba la manta sacudiéndose los hierbajos.

Solo me dijo:

Distinguido compañero de fatigas, deseo que nos sigamos viendo en esta querida tierra alavesa de la que, si todos los astros y asteroides lo permiten, aún debo darle a conocer otras pequeñas grandezas que guarda la vitalidad de su geografía.

Se dio media vuelta y con la capa bajo el brazo, marchó ladera abajo dejando como rastro el colorido de los vistosos ropajes.

Jose Ramon Elorriaga Zubiaguirre

EL RELATO por escrito de El Caminante, página a página, en su última hoja.

Inicié el regreso invadido por el cariñoso recuerdo de lo que acababa de vivir. Si el sonido de los disparos siempre me había producido cierto sobrecogimiento y compasión, los que ahora oía, me hacían parar para comprobar si el autor del disparo había acertado o no. Imploraba el fallo.

A la entrada del pueblo, un individuo vestido por entero de color verde, con un equipo bélico digno del ejército más avanzado del mundo y una visera, por lo menos de comandante, se acompañaba de un perrito embarrado, de boca espumeante, y ojos desorbitados. La escopeta brillaba sobre su hombro.

De la percha colgaban los cuerpos de dos magníficas perdices con el plumaje ensangrentado y descompuesto.

Me saludó:

.- Buenos días!

Le contesté:

.- Para esas dos perdices y un servidor no lo son!

EL CAMINANTE se funde con El ARTISTA: en su refugio de arte devuelve la vida a las perdices.

EL CAMINANTE se funde con El ARTISTA: en su refugio de arte devuelve la vida a las perdices.

Continuó inmutable y su paso vigoroso hizo pendular todavía más, los bellos cuerpos inanimados de nuestras dos joyas de la naturaleza alavesa.

¡ Cómo bajar estrellas a la tierra alavesa !

Texto: José Ramón Elorriaga Zubiaguirre
Fotografías: Elohand >


Maridaje estelar con Valdelana: Una experiencia creativa

” La noche está estrellada
y titilan, azules, los astros, a lo lejos”
(Pablo Neruda).

Caía la tarde serenamente después de un día de calor. Nubes bajas anunciaban riesgo de lluvia. Pero el agua no llegó. Las nubes se evaporaron. Recordé lo que dice el Libro de Laguardia de 1880:

“En aquel tiempo, deseando el cierzo bajar a lo que era entonces Navarra y hoy Rioja Alavesa, se asomó a las empinadas crestas de la Sosierra, y sacando la cabeza por los balcones de Herrera, Recilla, Toro,  San Tirso y La Población, dijo para su capa (porque el cierzo nunca ha gastado capote). ¡Quién es el majo que se mete en esas honduras! Y mandó a sus hijos el relente y las brisas”.

LAS NUBES: un telón que al abrirse  en la noche dejan paso a las estrellas.

LAS NUBES: un telón que al abrirse  en la noche dejan paso a las estrellas.

Anochecía con la brisa fresca haciendo bailar las cepas. Desde el  Balcón de las Variedades, allá en el Espuro, el paisaje produce una profunda sensación de belleza sosegada y viva. Era como si todo lo que abarcaba la vista fuese un colosal animal que se acostaba para descansar la fatiga del día.

El Ebro zigzagueando con orillas choperas, efectuando un generoso meandro para saludar al Balcón. Los últimos plateados de su manto, se arrugan en tenues ondulaciones. Lejos quedaron los días turbios y escandalosos que inundaron las orillas.

EL EBRO forma parte de esta crónica de una experiencia creativa.

EL EBRO forma parte de esta crónica de una experiencia creativa.

Al fondo, la Sierra de Cameros y  la Demanda se desdibujan en neblinas carmines. Hasta donde puede distinguirse, todo forma un mar de viñas sobre el que parece que uno vuela.

Llega la noche apagando unos sentidos y poniendo en alerta los otros, siempre más finos. Ahora pueden distinguirse las luces de los pueblos que salpican el horizonte. Da que pensar en la historia que a lo largo de los siglos, ha discurrido en esta fértil tierra.

Civilizaciones y culturas que desfilaron, no siempre en son de paz, sobre el suelo en el que ahora nos toca interpretar la vida a nosotros. La autopista del conocimiento a lo largo del generoso río Ebro. Culturas y razas de las que todosaprendieron. Pueblos de ayer y hoy, abrazados a la viña doblegando la tierra, hasta hacer de su pobre suelo, un fructífero jardín.

Ahora los animales de la noche iniciarán su ronda cazando y degustando las primeras uvas maduras. Primero saciaron la sed de todo el día, en las orillas del río.

Y cuando los sentidos nocturnos se despiertan y la lejanía desaparece entre tinieblas, uno se dio cuenta de dónde estaba. Era una estampa inédita. Estábamos entre viñedos, asomados a un paisaje repleto de vides que se deshacían del bochorno del día.

CON EL AGUR DEL SOL se preparaban las estrellas para ocupar el escenario de la noche.

CON EL AGUR DEL SOL se preparaban las estrellas para ocupar el escenario de la noche.

En medio de gente joven, elegantemente vestida, que charlaba animadamente mientras degustaban una copa de vino. Sus caras escondidas entre máscaras venecianas, se movían lentamente en el complejo ideado por Juan Jesús Valdelana para impartir cultura del vino en toda su amplitud.

La máscara que me correspondió fue la del “dotore de la Peste” (qué casualidad). Algo difícil para beber porque su larga nariz lo impedía. Pude solucionarlo. Todo dispuesto con lujo y detalle para hacer el encuentro ameno, agradable e  instructivo, a la vez que tres músicos ofrecían piezas de tono melódico.

Ardían lamparillas y se daban todas las facilidades a quien se quería abstraer, porque estábamos en plena naturaleza. En una balconada natural única, rodeados de viñas bajo una gran cruz que preside el lugar y envía saludos a los viñedos y a quien lo desee.

MÁSCARA: me correspondió la del “dotore de la Peste”… 

MÁSCARA: me correspondió la del “dotore de la Peste”… 

Se sucedieron las copas y canapés en un ambiente distendido y jovial. Sería el relente refrescante o la magia del vino, porque enseguida afloró la alegría mientras los grupos se hacían más compactos.

Nos rodeaba la oscuridad y la luz de las lamparillas sacaba chispas a las máscaras venecianas. Todo indicaba que era una grata noche de verano. Los sentidos renovados por la penumbra despertaron a la nueva realidad, la del cielo abarrotado de estrellas. Un cielo rotundo, con estrellas refulgentes que abarcaban todo el firmamento y lo enmarcaban con un horizonte-cenefa de violetas oscuros… Alguna luz intermitente de ese escenario planetario se desplazaba entre las estrellas. Era un avión volando a gran altura.

Nos acomodamos en un espacio que representaba el más auténtico planetario posible. El anfitrión nos introdujo en una atmósfera anímica para lograr el objetivo del encuentro, el maridaje del vino con las estrellas.

Para ello utilizó el lenguaje del vino desde la pasión, el sentimiento y la emoción. Es así como él  entiende su vocación por la viticultura. Desde la capacidad que el buen vino tiene de producir sensaciones profundas cuando uno se acerca a él con la disposición que todo sentimiento grato requiere.

EL ANFITRIÓN nos llevó a una atmósfera anímica para lograr el maridaje de vino y estrellas.

EL ANFITRIÓN nos llevó a una atmósfera anímica para lograr el maridaje de vino y estrellas.

Juan Jesús Valdelana es un ejemplo claro de lo que anuncia como indispensable, porque a su labor técnica de experto elaborador, ha unido en armonía, el amor por el pasado histórico de la tierra que ha visto nacer a generaciones de su familia desde cientos de años, el esfuerzo de los inmediatos, sus padres, su esposa y el futuro depositado en manos de sus hijos.

Esta cadena existencial la ensambla con la tradición vitivinícola de Rioja Alavesa y muestra con orgullo su actual realidad en el universo del vino. Respeta y venera a los antepasados porque de ellos se ha heredado la cultura del vino para perfeccionarla y realzarla. Reconoce el valor que su pueblo, Elciego, tiene en Rioja Alavesa, productor tradicional de vinos reconocidos en todo el mundo por su alta calidad.

En este momento era primeros de Septiembre, cuando todos esperan una muy buena cosecha que en Rioja Alavesa puede llegar a los cien millones de kilos.

El anfitrión del encuentro consiguió cautivar la atención de los asistentes con sus referencias a la pasión, el sentimiento y la emoción que él mismo vive. Nos mostró una nueva manera de mirar el Paisaje cultural del vino y el viñedo.

Un artilugio electrónico, con una gran pantalla, nos aproximó el universo de las estrellas que brillaban sobre nuestras cabezas, destacando las que principalmente se requerían para entender la comunión que podían tener con la viticultura.

ESTRELLAS para entender la comunión que se da entre los astros que nos rodean y el vino.

ESTRELLAS para entender la comunión que se da entre los astros que nos rodean y el vino.

Hay sabidurías milenarias que traspasan el tiempo regalándonos conocimientos, llenos de magia, que nos enriquecen como seres inteligentes y espirituales que somos. El ser humano, desde siempre, ha mirado al firmamento para entrar a dialogar con los astros e interpretar los mensajes que le ayudasen en su existencia.

La luna llena asomaba por Cerro La Horca, pálida y sedienta. Se detendría a beber en la balsa de Cerro Mesa Mayor que riega el término de Lapuebla de Labarca. Repostaba,  antes de su hiperbólico recorrido para alumbrar la fantasía, las pasiones, los sentimientos y las emociones, en los pueblos de Rioja Alavesa.

LUNA LLENA sumando su magia al maridaje con vino y estrellas.

LUNA LLENA sumando su magia al maridaje con vino y estrellas.

Juan Jesús refería conocimientos primitivos basados en razones de origen empírico, en los que se relaciona la posición de las estrellas en el firmamento con los ciclos de la naturaleza y las fases para el cultivo de la vid. Distintas civilizaciones han llevado como regla esta creencia y aún se practica en diferentes  zonas del planeta.

Se reconoce desde tiempos remotos que la trayectoria de las estrellas y su configuración en el espacio forman parte de creencias culturales ligadas al “pensamiento mágico”.

A medida que avanzaron las explicaciones de Juan Jesús, se hacía evidente que sus palabras, el ambiente y el inmenso cielo estrellado sobre las cabezas, nos introdujo lentamente en la percepción personal mágica de las cosas.

Recordé que explosiones de estrellas hicieron llegar a la tierra elementos que han resultado imprescindibles para la vida. Llegados a este momento, cuando nos creíamos situados bajo un grupo de estrellas y constelaciones señaladas en el mismo cielo, comenzó el trance del vino desde sus orígenes. Dotados de una copa luminiscente al contacto con el líquido, nos identificamos con el desarrollo de un concepto que relacionaba una estrella con lo primigenio del vino, el mosto.

POLVO DE ESTRELLAS dicen que somos… ellas han sido imprescindibles para la Vida.

Explicó el origen y características y pasamos a la cata para confirmar la sensación anunciada. Así,  incorporamos a la memoria sensorial un atributo más, la emoción de estar degustando con los sentidos, viviendo la comunión del efecto del líquido en la boca con la visión de las estrellas a nuestro alcance. Puede decirse que vivíamos un momento de inspiración cósmica.

De este modo, desfilaron estrellas con sus correspondientes explicaciones: Arturo, que es la tercera estrella más brillante del cielo nocturno y Vega que, siendo la quinta, llegó a ser en un período de la historia de la humanidad, ni más ni menos que la Estrella Polar.

LA MÚSICA juega un lugar importante en el encuentro creativo.

LA MÚSICA juega un lugar importante en el encuentro creativo.

Ahora que la luna había progresado en su trayecto, el horizonte se había convertido en un nítido azul turquesa. Decía Juan Jesús que para no deshacer el esfuerzo de maridar el vino con las estrellas, “sólo una actitud amorosa hacia lo que se hace, puede llegar a provocar impresiones de delicada sensibilidad”.

Comentó que hablando de amores y enamoramientos, hasta las estrellas mantienen idilios que alguna constelación hace imposibles porque todas las noches impide que se acerquen, salvo una sola del mes de junio. Entonces aprovechó el auditorio para dar unas pinceladas sobre técnica y conocimientos básicos para degustar el vino.

Los detalles gestuales en la cata, así como los materiales que se utilizan, tienen una importancia primordial para llegar a  extraer de él todo el lenguaje posible de sensaciones.

Se sucedieron las catas perfectamente espaciadas y servidas sobre el lucero de la copa que semejaba el reflejo de una estrella. Fue entonces cuando los hijos del Cierzo, el Relente y la Brisa, se mostraban con carácter. Se ofrecieron mantas de velada. Al frío se le unía la emoción del simpático trance en el que nuestro anfitrión nos mantenía con el maridaje estelar.

Altair, una de las más destacables del Hemisferio Norte, junto con Vega de Lyra y Deneb del Cisne, dibujaba el famoso “triángulo de verano”, que es una importantísima referencia estelar en el cielo. Bajo aquella bóveda celeste estábamos cada vez más compenetrados con el ambiente y el momento que estábamos viviendo.

El efecto de la oscuridad unido a la atmósfera tan original de catar estupendos vinos, rindiendo honores a las estrellas, era para todos los presentes una experiencia única jamás vivida. Todos somos sensibles al embrujo de las estrellas. Los esfuerzos de la vida parecen alejarnos de ellas, cuando, realmente, cada día nos aproximamos más a ellas en ese destino final de pasar a formar parte del universo del que procedemos, como un átomo más. El cosmos, ese espacio inmedible, del que sólo conocemos una parte diminuta y apenas algo de su misteriosa realidad.

UVAS estrellas / crecen en la viña/ simiente para la tierra / caen en tu copa / maceran tu alma.

UVAS estrellas / crecen en la viña/ simiente para la tierra / caen en tu copa / maceran tu alma.

Recordé que entre los presentes podría haber alguien queriendo distinguir el nuevo planeta recién descubierto y anunciado por esas fechas. Dicen que es muy parecido al nuestro y se halla alrededor de Próxima Centauri, la estrella más cercana del sol. Sabemos poco del cosmos, pero intuimos que interviene en nuestros destinos y en todo lo vivo. Somos biología y ciclos de la naturaleza y, por ello, parte indivisible del universo que nos rodea.

Corrieron entre el cosmos de nuestras neuronas interiores nombres como Polaris, Estrella Polar, o Estrella del Norte, las más brillantes de la Constelación de la Osa Menor, perdiéndonos en el brillo predominante de Sirio, Canopus, Alpha Centauri, Capella, Rigel, Procyon, Betelgeuse…

Procesábamos y degustábamos con los sentidos los diferentes vinos de Valdelana, todo con mesura, procedimiento y parsimonia que requiere una carta de vinos de calidad de Rioja Alavesa, que fueron desfilando lentamente por los sentidos elevados gracias a la comunión estelar.

Me retiraba cuando la noche había madurado,  caminando hacia casa entre las viñas que se acariciaban con la brisa perfumada.

Me parecía increíble que se pudiera ver tan claramente en la noche. Las luces de las lamparillas del Balcón de las Variedades se iban apagando y las voces sustituidas por mis pisadas y el susurro de la parra.

Hacía mucho que no había abrazado estrellas.

En Elciego, mes de septiembre de 2016.

Corazón de Navidad con piedras de Navaridas

Publicado en: http://blogriojaalavesa.eus
Jose Ramon Elorriaga (El Caminante del Alma)


Con esas piedras prehistóricas de Navaridas hizo el Caminante del Alma, en diciembre de 1999, una escultura a la maternidad. Un hondo homenaje a su esposa y a los antiguos pobladores que vivieron entre la Sierra y el Ebro hace poco más de 3.000 años, en la Edad de Hierro, período en el cual se descubre el uso de ese material para fabricar armas y herramientas.

Jose Ramon Elorriaga

Quiero escribir unas palabras para felicitar estas Fiestas… más permanezco en silencio mirando esas piedras que tienen un poder hipnótico.

Las miro y hablan del pasado remoto. De tiempos en los que Diciembre era un mes terrible y helador. Las contemplo y escucho en esa maternidad una postal para este tiempo. Un corazón de Navidad con piedras de Navaridas.

Esa escultura la compuso y recompuso el Caminante del Alma en sus caminatas durante años y años, hasta que un día la acción del tiempo tuvo más constancia y volvió a fundir las piedras con el suelo. En los alrededores de esas piedras con vocación de escultura buscan hoy tomillo los conejos y la calandria se posa a piropear a su amante de campanario.

Navaridas tiene Museo. Descorramos el velo del pasado. Contra la oscuridad, levantemos la luz de una Comarca que se sueña unida. En este pueblo de Rioja Alavesa, en Navaridas, hay restos de un poblado de la edad de hierro, en Castejón. Preservemos los hallazgos arqueológicos.

Jose Ramon Elorriaga

La imagen creada por el Caminante del Alma y ese Museo de Navaridas nos llevan a pensar en aquellas personas de estas mismas tierras que vivían en medio de la frías noches de diciembre, hace 3000 años, cuando aún no existía una religión que hablara de un humilde pesebre, de un establo, en que hubiera nacido Dios, ni de una vaca y una mula que dieran calor al recién nacido.

Quiero escribir unas palabras para felicitaros las Fiestas desde el Blog, y me pregunto si no bastará con mirar quedamente esa maternidad de Rioja Alavesa… Es una escultura de José Ramón Elorriaga Zubiagirre, realizada al aire libre, con piedras del borde de una viña. Es como volver a nacer todas y todos de nuevo, y hacerlo un mes de diciembre de 2016 en pleno Paisaje del Vino y el Viñedo.

Con esas piedras milenarias de uno de los infinitos caminos de Rioja Alavesa en mi retina, escribo al fin:

Amor a la tierra y sus frutos.

Amor a las personas…

La mejor cosecha es la Vida.

Zorionak eta Urte berri on!!

Elvillar, huella humana desde la Prehistoria

Autor: Jose Ramon Elorriaga (El Caminante del Alma)
Publicado en:
http://blogriojaalavesa.eu

El Caminante del Alma recrea en sus pinturas un día de vendimia en Elvillar, resaltando la belleza de un hábitat donde prehistoria y vida se despiertan de la mano.


Si vas con un artista como el Caminante del Alma, nada escapará a tus sentidos. El color recién nacido entre las cepas, para otros invisible, te entrará por el olfato. Tocarás el canto imperceptible del grillo de la Comarca. Sentirás el vuelo de las dos últimas golondrinas de Rioja Alavesa, que al llegar la noche anidarán en tu pecho de otoño. Ah, el perfume de la mañana se posará sobre tu mirada. Toda la Prehistoria -sus mil suspiros, el tesoro de una antigua sinfonía, sus piedras durmientes- arrullará silencios ante el oído de tu alma.

Jose Ramon Elorriaga

CEPA de Elvillar, cargada de uva, de hojas multicolores, de hermosura, de historia…

Visito la Cooperativa de San Roque. Con su ejemplo comprendo el fabuloso valor del viñedo de Elvillar. Hablamos de millones de kilos de uva que llegan a la báscula del pueblo para que una mujer, muy eficaz y seria, los pese al milímetro. Como debe ser.

En el oficio de Caminante uno se sobrecoge a cada paso si lo hace por Rioja Alavesa. Las botas me llevan a Elvillar, joya de pueblo y gloria de tierra. Fue amurallada y ahora invita al mundo para que la visite.

Jose Ramon Elorriaga Zubiagirre

Elvillar es paz, belleza, historia, mucha historia y… riqueza de gente y tierra. Recorrer el término bajo el colosal farallón de la Sierra Cantabria es sentir profundamente la huella humana desde la prehistoria. El escenario es idéntico al que conocieron los antepasados más primitivos.

Jose Ramon Elorriaga Zubiagirre

Desde la cima de Peña del Castillo hasta Peñalta, una pared quiere dar cobijo a una tierra que desde siempre ha sido fértil. Bosques de encinas, abundantes arroyos, barrancos y prados de cereal acompañan a los fecundos viñedos que dominan el paisaje.

Recorrer el pueblo y las tierras es descubrir el encanto de una historia riquísima que conserva fenomenales testigos. Pocos lugares hay en Euskal Herria que cuenten con huellas históricas tan relevantes como Elvillar.

Jose Ramon Elorriaga Zubiagirre

Cuántas peripecias de la vida de los antepasados pueden contar los dólmenes del Alto de la Huesera, Chabola de la Hechicera, El Encinal y el Abrigo de los Husos!

Elvillar cuenta con valores históricos y artísticos que le permiten dedicar un interés especial para definir un proyecto que tenga como objetivo la puesta en valor de la huella humana desde los más antiguos pobladores de Rioja Alavesa hasta los tiempos actuales.

El desfile de tractores hace difícil transitar por los caminos, y la alegría se mezcla con el nerviosismo propio de los días de vendimia.

Es la viña la reina y otros frutos la adornan.

Texto y Pintura: 
José Ramón Elorriaga
Zubiaguirre / Prólogo del artículo del Editor del Blog.

El Caminante dibuja el Alma del otoño en Samaniego

Autor: Jose Ramon Elorriaga Zubiagirre (El Caminante del Alma)
Publicado en: http://blogriojaalavesa.eus


No es campo de batalla. Ojalá no hubiera más campos de batallas nunca más. De haberlos, que fueran como estas viñas que se quedaron sin uvas en Rioja Alavesa.

Jose Ramon Elorriaga Joserra Elorriaga

Hasta el pie de esas cepas llegamos en son de paz, con Gonzalo Saenz de Samaniego, una mañana luminosa y fresca del 3 de noviembre de 2016. Nos acompañaba el Caminante del Alma, que escribió sus notas y desplegó el arte en su bloc de viaje.

Esta es la crónica del Caminante del Alma de Rioja Alavesa. Sus palabras saben a racimos solitarios que recitan versos. Estrofas que se van al cielo de la Sierra sobre las alas de los pájaros.

VIÑAS TRAS LA VENDIMIA *

Octubre se despide con los infalibles días de viento sur. Los perros salen de las casas en busca del sol, y los dueños ‘escobean’ hojas que juegan al corro de las patatas. Los tendederos ondean ropa multicolor. Huele a mosto, oruja, vino… y uva que se marchita en el campo.

La fuente de los tres caños regala agua de la Sierra Cantabria. Desde la ermita de la Virgen del Valle, el pueblo de Samaniego es un puñadito de casas de las que emerge la torre de Nuestra Señora de la Asunción.

“UN PUÑADITO de casas de las que emerge la torre de Nuestra Señora de la Asunción”.

“UN PUÑADITO de casas de las que emerge la torre de Nuestra Señora de la Asunción”.

Mucho trabajo en la Bodega Ostatu, de la familia de Saenz de Samaniego. El que tuvieron sus antepasados, por estas fechas y aquí mismo. Viñedos de familia con recuerdos en cada rincón. Cepas de 85 años con troncos montando piel sobre piel, que conocieron los esfuerzos y los mimos de padres y abuelos. Los Saenz de Samaniego son pura cepa de su pueblo.

UVAS de Revillas, donde conviven cinco variedades, entre ellas malvasía y viura.

UVAS de Revillas, donde conviven cinco variedades, entre ellas malvasía y viura.

Entre viñas, los restos de la ermita de San Roque. Si las piedras hablaran…

Samaniego pueblo, se recorre fácilmente, pero los viñedos son otra cosa.  Desde los próximos a la Sierra y donde comienza el sotobosque del Eskamelo, se distingue toda Rioja Alavesa. Paños tintados con todas las gamas del oro.

OVEJAS comiendo pasto, hojas de viña y uvas. Uvas!

OVEJAS comiendo pasto, hojas de viña y uvas. Uvas!

Tasio el pastor charla sin prisa mientras el rebaño de ovejas y la burra raciman. Los perros se tumban a la sombra y frescura del ribazo.

Ermita del Cristo o de la Santa Cruz, a las faldas de San León y Eskamelo. Reconstruida en el año 1993 con el esfuerzo de todo el pueblo. Junto a ella discurre el viejo camino que enlaza Samaniego con Pipaón. Allí parten interesantes paseos de montaña.

CASERÍO de Samaniego, huella notable de orígenes e identidad.

CASERÍO de Samaniego, huella notable de orígenes e identidad.

Los estorninos se organizan en pequeños bandos para conformar un ejército que, en forma de nube negra, hará increíbles acrobacias sobre las viñas con pasas y los tejados de los pueblos.

LA VIÑA. Se diría que este año ha parido el Arcoiris.

LA VIÑA. Se diría que este año ha parido el Arcoiris.

Con el paseo degustamos diferentes variedades de uva tinta y blanca. Es una experiencia excepcional catar los buenos vinos de Ostatu, después de que todos los sentidos, especialmente el paladar, vienen impregnados de lo sentido en las viñas cuando finaliza la vendimia.

BLOC de anotaciones del Caminante, que en esa hoja concluye su crónica “Viñas tras la Vendimia”.

BLOC de anotaciones del Caminante, que en esa hoja concluye su crónica “Viñas tras la Vendimia”.

Por el jardín de frutos de Rioja Alavesa

Crónica de UN DÍA DE VENDIMIA de 2016 / redactada y sentida por el Caminante del Alma.

Autor: José Ramón Elorriaga Zubiaguirre (Caminante del Alma de Rioja Alavesa.)
Publicado en:
http://blogriojaalavesa.eus


Amanecía lentamente. Me asomé al Paisaje y creí que en el viñedo ocurría una emergencia. Eran las 7:30h de la mañana y la luz escaseaba. Ciertos tonos rosas y un cielo despejado presentaban un hermoso día de sol.

jose ramon elorriaga

AMANECÍA LENTAMENTE en la Comarca…

Cruzaban el campo luces con destellos intermitentes. Iban en todas las direcciones. Luces de atención y socorro. Junto a la casa desfilaban tractores con remolques en los que viajaban los rescatadores. Hombres de varias etnias y trazas. No hablaban entre ellos y vestían ropas oscuras con gorros en la cabeza.

He pensado que una legión de rescatadores partían con la arriesgada misión de salvar algo y a alguien. Efectivamente, las viñas de Rioja Alavesa ardían. Ardían cargadas de uva maravillosa que espera ansiosa ser rescatada por grandes manos que les libere con el corquete. Son cerca de cien millones de kilos pidiendo ser salvados de las próximas noches largas, lluviosas, tristes. Quieren cumplir su misión y hacerse vino. Es su destino.

jose ramon elorriaga

 

El aire que se respira y el color que se distingue lo dice todo. Termina el ciclo de la vid. Los racimos brillan en el rocío y las hojas languidecen arrugándose. Si se quiere conocer con certeza los tonos que el vino puede adquirir, sólo se requiere contemplar con interés la gama de tonos que la hoja de la parra presenta en la senectud. Una simple hoja es un libro que expresa la grandeza del fruto que ha cobijado en los bochornosos días de agosto.

jose ramon elorriaga

Las vendimias no son tan multicolores como antaño. Escasean las familias gitanas que llenaban los pueblos de olor a humo, bullicio y ropa colgada por doquier. Ahora el ambiente es más recatado. Predominan jóvenes de color, de estampa atlética, que vendimiando baten todos los récords. Uno sólo puede cortar en un día 2.500 kilos de uva. Se comportan de una forma educada y reservada. Todos dicen que son buenas personas y grandes trabajadores. También es suya la aventura de la vendimia.

Según camino, la luz se convierte en el arco iris del otoño. Quien quiera vivir el carnaval de los rojos y amarillos tiene que vivir los amaneceres y los atardeceres de la vendimia en Rioja Alavesa.

Me tengo que apartar del camino continuamente porque circula rápido un remolque cargado de uva hasta la copa. Suele dejar un olor inconfundible a mosto y un ligero goteo de jugos. En los relieves del camino, el remolque brinca y se desprenden racimos que mi perrita Lora los cata con fruición.

jose ramon elorriaga zubiaguirre

RACIMO CAÍDO que Lora se come tan ricamente!

Hay algún bando de perdices despistadas que se sorprenden del trajín que invade su territorio.

En toda la caminata sólo distingo dos golondrinas que vuelan juntas con pereza de abandonar Rioja Alavesa, el lugar en el que han nacido y rasgado el cielo un millón de veces… Querrán ver la uva en los lagares para contarlo en África.

Los remolques se concentran en las puertas de las grandes bodegas para desfilar por la báscula y el medidor de grado. Los propietarios intercambian pareceres. Descubren el grado de tal o cual viña y la carga. Son miembros de las mil quinientas familias de vitivinicultores alaveses.

jose ramon elorriaga

Recorro viñas vendimiadas que han dejado sin cortar una importante cantidad de uva. Lo exige el papel acreditativo de la cantidad de kilos máxima que debe cosecharse por hectárea de viña. He hablado con un agricultor medio que vierte a una gran casa. Me ha dicho que en esta vendimia de 2016 deja unos 25.000 kilos pudriéndose en el campo. No tiene papel para todo. La cosecha está siendo muy generosa.

jose ramon elorriaga zubiagirre

LOS VITICULTORES quitan uva para favorecer la maduración de las que quedan en las cepas.

Otros me dicen que su uva ha dado una graduación media de 12º a 12,5º, y que lo que ahora se pide está por encima de los 13º o 13,5º. Recuerdan, por ejemplo, que en Elciego las graduaciones siempre fueron de entre 12º y 12,5º. Eran tiempos de paladares con otro umbral sensitivo y otras modas-

Todo huele a fruta. Bajo las higueras reposan higos que son bombones de miel; y en las viñas, magníficas pasas de los racimos que debieron echar al suelo en agosto. En la tierra se pudren hermosas peras y membrillos, mientras que las endrinas no tienen recolectores como antiguamente.

jose ramon elorriaga zubiagirre

LOS HIGOS son bombones de miel…

A Lora le cuesta seguirme porque el suelo está lleno de rastros de los golosos que visitan de noche los viñedos. En los pueblos suenan tolvas y despalilladoras. Los remolques vacíos parten como flechas para una nueva carga.

La gran azaña de elaborar un buen vino de Rioja Alavesa reside en conseguir encerrar en una copa todas las sensaciones que ahora de forma resumida expresa la vid. Lo que descargan los remolques es fruta nacida de la conjunción de maravillas de una tierra particular, Rioja Alavesa.

Diría que escucho desde los ojos la sinfonía de amarillos. Todos fundidos por una ligera neblina que la calidez del día levanta. Las hojas inspirarán el tono del vino que estará naciendo en las bodegas. Luego volarán para volver a la tierra. Lora y yo recordaremos el color, el olor, el sabor del paseo por el jardín de frutos de Rioja Alavesa.

jose ramon elorriaga zubiagirre

Hay mucho vendimiado, pero aún quedan grandes cargas en el campo. Cuando he visto el excedente de uvas dejado en las cepas y tirado en el suelo me hago cruces pensando en el curioso robo de 3.000 kilos de uva vendimiada clandestinamente de noche hace dos días en Torremontalbo. Ha sido en una viña pegada a la carretera, respetando sólo las cepas de las orillas para ocultar el robo. En este momento muchos vendimiadores les regalarían miles de kilos de uva. Me temo que esa uva tiene como destino fruterías, en fin… ¡salud!

jose ramon elorriaga zubiagirre
jose ramon elorriaga zubiagirre

¿ATARDECE/AMANECE ? Hoy comenzará nuevo día para continuar la Vendimia!

Cuando esté anocheciendo, veré desde la ventana las luces intermitentes de los rescatadores que llegan con la última carga del día. Dormirán más tranquilos porque se anuncian días secos, pero…

… Vivir de la viña siempre tendrá un “pero…”, el de la incertidumbre: ahora el “pero” de la cosecha, mañana el del pago.

jose ramon elorriaga zubiagirre
jose ramon elorriaga zubiagirre

 Jose Ramon Elorriaga

 

Cómo bajar estrellas a la tierra alavesa

Maridaje estelar con Valdelana. Una experiencia creativa

Texto: José Ramón Elorriaga Zubiaguirre (El Caminante del Alma)
Fotografías: Elo Hand

Publicado en: http://blogriojaalavesa.eus

Caía la tarde serenamente después de un día de calor. Nubes bajas anunciaban riesgo de lluvia. Pero el agua no llegó. Las nubes se evaporaron. Recordé lo que dice el Libro de Laguardia de 1880:

“En aquel tiempo, deseando el cierzo bajar a lo que era entonces Navarra y hoy Rioja Alavesa, se asomó a las empinadas crestas de la Sosierra, y sacando la cabeza por los balcones de Herrera, Recilla, Toro,  San Tirso y La Población, dijo para su capa (porque el cierzo nunca ha gastado capote). ¡Quién es el majo que se mete en esas honduras! Y mandó a sus hijos el relente y las brisas”.

Anochecía con la brisa fresca haciendo bailar las cepas. Desde el  Balcón de las Variedades, allá en el Espuro, el paisaje produce una profunda sensación de belleza sosegada y viva. Era como si todo lo que abarcaba la vista fuese un colosal animal que se acostaba para descansar la fatiga del día.

El Ebro zigzagueando con orillas choperas, efectuando un generoso meandro para saludar al Balcón. Los últimos plateados de su manto, se arrugan en tenues ondulaciones. Lejos quedaron los días turbios y escandalosos que inundaron las orillas.

EL EBRO forma parte de esta crónica de una experiencia creativa.

Al fondo, la Sierra de Cameros y  la Demanda se desdibujan en neblinas carmines. Hasta donde puede distinguirse, todo forma un mar de viñas sobre el que parece que uno vuela.

Llega la noche apagando unos sentidos y poniendo en alerta los otros, siempre más finos. Ahora pueden distinguirse las luces de los pueblos que salpican el horizonte. Da que pensar en la historia que a lo largo de los siglos, ha discurrido en esta fértil tierra.

Civilizaciones y culturas que desfilaron, no siempre en son de paz, sobre el suelo en el que ahora nos toca interpretar la vida a nosotros. La autopista del conocimiento a lo largo del generoso río Ebro. Culturas y razas de las que todosaprendieron. Pueblos de ayer y hoy, abrazados a la viña doblegando la tierra, hasta hacer de su pobre suelo, un fructífero jardín.

Ahora los animales de la noche iniciarán su ronda cazando y degustando las primeras uvas maduras. Primero saciaron la sed de todo el día, en las orillas del río.

Y cuando los sentidos nocturnos se despiertan y la lejanía desaparece entre tinieblas, uno se dio cuenta de dónde estaba. Era una estampa inédita. Estábamos entre viñedos, asomados a un paisaje repleto de vides que se deshacían del bochorno del día.

En medio de gente joven, elegantemente vestida, que charlaba animadamente mientras degustaban una copa de vino. Sus caras escondidas entre máscaras venecianas, se movían lentamente en el complejo ideado por Juan Jesús Valdelana para impartir cultura del vino en toda su amplitud.

La máscara que me correspondió fue la del “dotore de la Peste” (qué casualidad). Algo difícil para beber porque su larga nariz lo impedía. Pude solucionarlo. Todo dispuesto con lujo y detalle para hacer el encuentro ameno, agradable e  instructivo, a la vez que tres músicos ofrecían piezas de tono melódico.

Ardían lamparillas y se daban todas las facilidades a quien se quería abstraer, porque estábamos en plena naturaleza. En una balconada natural única, rodeados de viñas bajo una gran cruz que preside el lugar y envía saludos a los viñedos y a quien lo desee.

MÁSCARA: me correspondió la del “dotore de la Peste”… 

Se sucedieron las copas y canapés en un ambiente distendido y jovial. Sería el relente refrescante o la magia del vino, porque enseguida afloró la alegría mientras los grupos se hacían más compactos.

Nos rodeaba la oscuridad y la luz de las lamparillas sacaba chispas a las máscaras venecianas. Todo indicaba que era una grata noche de verano. Los sentidos renovados por la penumbra despertaron a la nueva realidad, la del cielo abarrotado de estrellas. Un cielo rotundo, con estrellas refulgentes que abarcaban todo el firmamento y lo enmarcaban con un horizonte-cenefa de violetas oscuros… Alguna luz intermitente de ese escenario planetario se desplazaba entre las estrellas. Era un avión volando a gran altura.

Nos acomodamos en un espacio que representaba el más auténtico planetario posible. El anfitrión nos introdujo en una atmósfera anímica para lograr el objetivo del encuentro, el maridaje del vino con las estrellas.

Para ello utilizó el lenguaje del vino desde la pasión, el sentimiento y la emoción. Es así como él  entiende su vocación por la viticultura. Desde la capacidad que el buen vino tiene de producir sensaciones profundas cuando uno se acerca a él con la disposición que todo sentimiento grato requiere.

EL ANFITRIÓN nos llevó a una atmósfera anímica para lograr el maridaje de vino y estrellas.

Juan Jesús Valdelana es un ejemplo claro de lo que anuncia como indispensable, porque a su labor técnica de experto elaborador, ha unido en armonía, el amor por el pasado histórico de la tierra que ha visto nacer a generaciones de su familia desde cientos de años, el esfuerzo de los inmediatos, sus padres, su esposa y el futuro depositado en manos de sus hijos.

Esta cadena existencial la ensambla con la tradición vitivinícola de Rioja Alavesa y muestra con orgullo su actual realidad en el universo del vino. Respeta y venera a los antepasados porque de ellos se ha heredado la cultura del vino para perfeccionarla y realzarla. Reconoce el valor que su pueblo, Elciego, tiene en Rioja Alavesa, productor tradicional de vinos reconocidos en todo el mundo por su alta calidad.

En este momento era primeros de Septiembre, cuando todos esperan una muy buena cosecha que en Rioja Alavesa puede llegar a los cien millones de kilos.

El anfitrión del encuentro consiguió cautivar la atención de los asistentes con sus referencias a la pasión, el sentimiento y la emoción que él mismo vive. Nos mostró una nueva manera de mirar el Paisaje cultural del vino y el viñedo.

Un artilugio electrónico, con una gran pantalla, nos aproximó el universo de las estrellas que brillaban sobre nuestras cabezas, destacando las que principalmente se requerían para entender la comunión que podían tener con la viticultura.

Hay sabidurías milenarias que traspasan el tiempo regalándonos conocimientos, llenos de magia, que nos enriquecen como seres inteligentes y espirituales que somos. El ser humano, desde siempre, ha mirado al firmamento para entrar a dialogar con los astros e interpretar los mensajes que le ayudasen en su existencia.

La luna llena asomaba por Cerro La Horca, pálida y sedienta. Se detendría a beber en la balsa de Cerro Mesa Mayor que riega el término de Lapuebla de Labarca. Repostaba,  antes de su hiperbólico recorrido para alumbrar la fantasía, las pasiones, los sentimientos y las emociones, en los pueblos de Rioja Alavesa.

Juan Jesús refería conocimientos primitivos basados en razones de origen empírico, en los que se relaciona la posición de las estrellas en el firmamento con los ciclos de la naturaleza y las fases para el cultivo de la vid. Distintas civilizaciones han llevado como regla esta creencia y aún se practica en diferentes  zonas del planeta.

Se reconoce desde tiempos remotos que la trayectoria de las estrellas y su configuración en el espacio forman parte de creencias culturales ligadas al “pensamiento mágico”.

A medida que avanzaron las explicaciones de Juan Jesús, se hacía evidente que sus palabras, el ambiente y el inmenso cielo estrellado sobre las cabezas, nos introdujo lentamente en la percepción personal mágica de las cosas.

Recordé que explosiones de estrellas hicieron llegar a la tierra elementos que han resultado imprescindibles para la vida. Llegados a este momento, cuando nos creíamos situados bajo un grupo de estrellas y constelaciones señaladas en el mismo cielo, comenzó el trance del vino desde sus orígenes. Dotados de una copa luminiscente al contacto con el líquido, nos identificamos con el desarrollo de un concepto que relacionaba una estrella con lo primigenio del vino, el mosto.

Explicó el origen y características y pasamos a la cata para confirmar la sensación anunciada. Así,  incorporamos a la memoria sensorial un atributo más, la emoción de estar degustando con los sentidos, viviendo la comunión del efecto del líquido en la boca con la visión de las estrellas a nuestro alcance. Puede decirse que vivíamos un momento de inspiración cósmica.

De este modo, desfilaron estrellas con sus correspondientes explicaciones: Arturo, que es la tercera estrella más brillante del cielo nocturno y Vega que, siendo la quinta, llegó a ser en un período de la historia de la humanidad, ni más ni menos que la Estrella Polar.

LA MÚSICA juega un lugar importante en el encuentro creativo.

Ahora que la luna había progresado en su trayecto, el horizonte se había convertido en un nítido azul turquesa. Decía Juan Jesús que para no deshacer el esfuerzo de maridar el vino con las estrellas, “sólo una actitud amorosa hacia lo que se hace, puede llegar a provocar impresiones de delicada sensibilidad”.

Comentó que hablando de amores y enamoramientos, hasta las estrellas mantienen idilios que alguna constelación hace imposibles porque todas las noches impide que se acerquen, salvo una sola del mes de junio. Entonces aprovechó el auditorio para dar unas pinceladas sobre técnica y conocimientos básicos para degustar el vino.

Los detalles gestuales en la cata, así como los materiales que se utilizan, tienen una importancia primordial para llegar a  extraer de él todo el lenguaje posible de sensaciones.

Se sucedieron las catas perfectamente espaciadas y servidas sobre el lucero de la copa que semejaba el reflejo de una estrella. Fue entonces cuando los hijos del Cierzo, el Relente y la Brisa, se mostraban con carácter. Se ofrecieron mantas de velada. Al frío se le unía la emoción del simpático trance en el que nuestro anfitrión nos mantenía con el maridaje estelar.

Altair, una de las más destacables del Hemisferio Norte, junto con Vega de Lyra y Deneb del Cisne, dibujaba el famoso “triángulo de verano”, que es una importantísima referencia estelar en el cielo. Bajo aquella bóveda celeste estábamos cada vez más compenetrados con el ambiente y el momento que estábamos viviendo.

El efecto de la oscuridad unido a la atmósfera tan original de catar estupendos vinos, rindiendo honores a las estrellas, era para todos los presentes una experiencia única jamás vivida. Todos somos sensibles al embrujo de las estrellas. Los esfuerzos de la vida parecen alejarnos de ellas, cuando, realmente, cada día nos aproximamos más a ellas en ese destino final de pasar a formar parte del universo del que procedemos, como un átomo más. El cosmos, ese espacio inmedible, del que sólo conocemos una parte diminuta y apenas algo de su misteriosa realidad.

UVAS estrellas / crecen en la viña/ simiente para la tierra / caen en tu copa / maceran tu alma.

Recordé que entre los presentes podría haber alguien queriendo distinguir el nuevo planeta recién descubierto y anunciado por esas fechas. Dicen que es muy parecido al nuestro y se halla alrededor de Próxima Centauri, la estrella más cercana del sol. Sabemos poco del cosmos, pero intuimos que interviene en nuestros destinos y en todo lo vivo. Somos biología y ciclos de la naturaleza y, por ello, parte indivisible del universo que nos rodea.

Corrieron entre el cosmos de nuestras neuronas interiores nombres como Polaris, Estrella Polar, o Estrella del Norte, las más brillantes de la Constelación de la Osa Menor, perdiéndonos en el brillo predominante de Sirio, Canopus, Alpha Centauri, Capella, Rigel, Procyon, Betelgeuse…

Procesábamos y degustábamos con los sentidos los diferentes vinos de Valdelana, todo con mesura, procedimiento y parsimonia que requiere una carta de vinos de calidad de Rioja Alavesa, que fueron desfilando lentamente por los sentidos elevados gracias a la comunión estelar.

Me retiraba cuando la noche había madurado,  caminando hacia casa entre las viñas que se acariciaban con la brisa perfumada.

Me parecía increíble que se pudiera ver tan claramente en la noche. Las luces de las lamparillas del Balcón de las Variedades se iban apagando y las voces sustituidas por mis pisadas y el susurro de la parra.

Hacía mucho que no había abrazado estrellas.

EL VINO DEL MAR, un relato de Rioja Alavesa

Vuelve el Caminante del Alma desde la Comarca del Vino y el Viñedo Alavés.
Por José Ramon Elorriaga

Publicado en http://blogriojaalavesa.eus

LA SOMBRA alargada del Caminante del Alma dibujada por el sol del amanecer.

LA SOMBRA alargada del Caminante del Alma dibujada por el sol del amanecer.

En sus caminatas creativas por el Paisaje Cultural del Vino y el Viñedo, el pintor Joserra Elorriaga ha creado un personaje que eleva la imaginación en un mundo de soñadores colectivos. El texto respira a través del viñedo y los viticultores que lo pueblan, pero no sólo. Hay golondrinas que bajan del cielo a recorrer las calles del amanecer, zorros que te miran antes de correr, ‘verdecillas’ que anidan entre las hojas de la viña. No faltan laboriosas hormigas. Tampoco la prehistoria y el diálogo con la bohemia y la cumbre de la Sierra. ¡Qué decir de la poética y la magia de lo sencillo! Las fotografías que acompañan el relato han sido realizadas por el buen hacer de Iker Elorriaga, utilizando fósiles y piedras recogidas durante esas caminatas del Alma que, cómo no, recorren los antiguos caminos del vino. Un néctar que salta hoy del abismo del océano a lo profundo del ser.

EL VINO DEL MAR

Por la mañana, al amanecer, solo me levanto cuando cuento hasta cincuenta golondrinas o vencejos que cruzan las ventanas de mi cuarto, abiertas de par en par. Entonces la brisa es una caricia saludable y el sol se despierta laborioso y tempranero. Me asomo y vivo un momento de luz y color riquísimos, que como todo lo bello dura menos de lo que quisiera. Escasamente llega a durar cinco minutos y son una huella estética que en el invierno rebuscaré en la memoria del alma para combatir el frío.

Todo el paisaje se tiñe de amarillos naranjas y rojos tenues, los blancos de las casetas se transforman en cremas y los verdes, en un giro delicadísimo, hacia el amarillo claro. Aún no asoman los carmines de garanza y me abstraigo con los naranjas luminosos. Saldré rápido a la caminata para disfrutar con los veloces giros de los colores. Empezará la fiesta. Sombras carmín, violeta caliente, verdes kaki y vejiga hasta el verde intenso. Azul de Prusia muy claro evolucionando hasta el azul cobalto claro. Violeta medio, gris rojizo, carne luminosa, siena… Llegará la canícula y comenzarán a retirarse hasta el embriagador atardecer, cuando vuelvan a abrazarse para componer la última y pletórica sinfonía de color del día.

GOLONDRINAS y vencejos rasaban los tejados y el campanario.

GOLONDRINAS y vencejos rasaban los tejados y el campanario.

Aquella mañana, la fresca del amanecer era muy agradable e incluso tuve que acelerar la marcha para entrar en calor. Como todos los veranos, se repetían las mismas bellas secuencias para los sentidos. Las golondrinas y vencejos rasaban los tejados y el campanario. Algunos bandos patrullaban como flechas por entre las callejas solitarias del pueblo. En alguna cochera suena el arranque de un tractor.

El campo me recibe con una gran exuberancia vegetal y frutal, expresión de plenitud y buenos augurios. Un zorro cruza la parcelaria mirándome indiferente. Se retira a descansar. Hay agua en los bebederos de perdices y la pollada parece que ha sido fértil porque en una ladera he levantado el vuelo a ocho ejemplares que han perdido altura planeando.

El sol, tan de frente, obliga a calarse el gorro para facilitar la vista y algunas nubes se cuelan desde la otra vertiente de la Sierra por los pasos del Toro y Herrera. Al otro lado aún no saben del sol. Me adelantan tractores y cambiamos saludos. Algún perrito, desde el remolque lleno de tubos para regar, me ladra. A medida que progreso caminando, en alguna viña oigo el ruido que hace un labrador abriéndose paso a mandobles de espada entre la parra. Hay que quitar rama.

“UN ZORRO cruza la parcelaria mirándome indiferente”.

“UN ZORRO cruza la parcelaria mirándome indiferente”.

A veces, y donde crees que no hay nadie, asoma la cabeza de alguien que está clareando los racimos. Hace diez días cayó piedra en corros muy dispersos y ha provocado cierto daño que aún podrá corregirse con más sol y quizás tratamiento adicional. El sobresalto de una pareja de  verdecillos señala que una cepa es la residencia-nido de la pollada. Cuando ésta se desnude en otoño, dejará a la vista el jardín de infancia y guardería temporal que fue.

Las manzanitas de la ruta aún están verdes. En agosto serán mis aliadas. Siento esa renovada alegría cuando en una viña distingo uva enverada. Primer signo de la maduración del fruto.

Debo sortear filas y filas de hormigas. Unas van cargadas y otras regresan al punto de abastecimiento. Es increíble el tesón que llevan en su instinto de laboriosidad y convivencia.

En las viñas peladas de rama huele intensamente a vegetación salvaje.

EN DOS MIL DIECISÉIS las uvas comenzaron a enverar a finales del mes de julio.

EN DOS MIL DIECISÉIS las uvas comenzaron a enverar a finales del mes de julio.

Ahora el sol empieza a decir quién es él por si hay quien duda de su reinado en nuestro planeta. Y de pronto, en la más absoluta soledad y a la sombra de un almendro, me encuentro con él.

Ni más ni menos que “El Artista”.

Me acerco con cautela porque ya conozco sus potentes momentos de contemplación estética

Como en la otra ocasión, casi no se inmuta y responde quedamente al saludo. En pleno campo y sentado en un viejo butacón de color marrón. Vestido de manera estrafalaria: en esta ocasión se cubre con una especie de túnica morada y blanca, calza sandalias rojas y cubre su cabeza con un gorro de explorador.

.- Yo a usted le conozco.

.-Efectivamente, y yo a usted. Nos vimos cuando usted tomaba una copa de vino tinto Rioja Alavesa reviviendo la génesis de esta tierra

Se comportaba tan sosegado como entonces y su mirada vagaba sobre las viñas cuyas crestas ahora amarilleaban.

POCO A POCO vertió el vino en el decantador…

POCO A POCO vertió el vino en el decantador…

- Hoy también me encuentra usted cumpliendo el ritual que anualmente renuevo.

Observé el lugar viendo que sobre una piedra descansaba un decantador de cristal finísimo lleno de vino tinto aterciopelado, una estilizada copa de cristal y una mezcla de piedrillas redondeadas y multiformes.

Curiosamente (entre todo lo curioso) destacaba una bandeja de mejillones con carnes brillantes y rojizas. Viendo, probablemente, mi gesto de sorpresa y curiosidad se dirigió a mí diciendo:

- Se preguntará qué es lo que en esta ocasión estoy rememorando y renovando en mis sentidos con los elementos que puede ver. Mire, le voy a explicar.

Adquirió un gesto señorial con actitud distante y palabras serenas:

Como resumen de la experiencia que le describí en la pasada ocasión sobre la formación de esta tierra de Rioja Alavesa que hoy pisamos, recuerde que la Sierra Cantabria representa un afloramiento del período jurásico. En el terciario se hundió el Mediterráneo, elevándose la península y saliendo el Ebro al mar.

MIENTRAS SE OXIGENABA el vino, iba fluyendo el relato del Artista.

MIENTRAS SE OXIGENABA el vino, iba fluyendo el relato del Artista.

Es desde ese período cuando se inicia un paisaje muy parecido al que ahora usted contempla.

Recuerdo que aquel día le hablé del gigantesco revolcón que entonces sufrió la tierra para configurar esta geografía y también creo que le expliqué las fabulosas tempestades marinas que surgieron del caos.

Pues bien, con todo ello, las especies marinas que habitaban en los fondos fueron despedidas y mezcladas entre emergencias, arrastres y hundimientos grandiosos.

La Sierra Cantabria y este valle ajardinado que configura Rioja Alavesa resultó del potaje atómico entre los mares de costa y las aguas interiores.

Hoy sabemos que las huellas del Jurásico superior y Cretácico inferior no marinos, se presentan solapados al Jurásico marino en las mismas zonas, pero pueden aflorar áreas del marino en relieves como la Sierra Cantabria.

De este modo, las calizas de sus crestas, tectonizadas y dolomitizadas suelen estar constituidas por acumulación de fragmentos fósiles, especialmente lamelibranquios, ostreidos y diversos foraminíferos.

Resultado de las vicisitudes que sufrió lo que hoy es el fértil valle, es esta tierra arcillosa-calcárea acolchada por sedimentos de aluvión. El descomunal movimiento emparentó aguas marinas con mares de interior para formar este milagro de tierra. El milagro es el resultado final, porque precisamente la configuración del suelo arcilloso-calcáreo de Rioja Alavesa resulta que es el mejor suelo posible para el vino.

Con aquel personaje estaba volviendo a vivir una experiencia que en primera instancia causaba una grata impresión y a la vez una profunda reflexión

Continuó:

.- Sabe que vivo los fenómenos del cosmos y esta naturaleza con una gran pasión y hasta veneración. Le explicaré: Se anuncia que últimamente se están hundiendo botellas de vino en bodegas submarinas donde reposan para envejecer en comunión con el mar y los procelosos océanos.

Aquí me vino a la cabeza experiencias de esta índole que alcanzan importantes repercusiones mediáticas, por lo que me preguntaba hasta dónde quería llegar “El Artista” que continuó:

PARECIÓ que el Vino del Mar caía del cielo.

PARECIÓ que el Vino del Mar caía del cielo.

.- De mis excursiones a la Sierra Cantabria he conseguido una buena cantidad de fósiles, algunos de los cuales puede usted ver aquí. Elijo una tierra que nunca fue labrada y en la que aflora el cascajo primigenio, tierra donde nunca cayó el tratamiento de la viña, tierra pura, y me hago con un puñado de cantos rodados de distintos colores y composición mineral.

Como los que usted puede ver aquí.

De unos y otros deposito una cantidad en el fondo del decantador. Luego vierto delicadamente el vino tinto de esta botella de Rioja Alavesa y espero que el preciado líquido, que inunda a los elementos minerales, repose. Dejo que transcurra un tiempo para que los tres elementos, fósiles, cantos rodados y vino, interactúen contándose sus cosas e intercambiando moléculas anti diluvianas.

A continuación vertió el vino suavemente en la copa y la elevó al cielo para contemplarla al trasluz. Alcanzó un hermoso mejillón y con sus dos manos en plegaria al universo y dijo:

.- Brindo por la prosperidad de esta tierra de Rioja Alavesa, para que sigan naciendo sus inigualables uvas.

Saboreó con fruición el mejillón y a continuación sorbió del vino. Al rato me dijo:

.- Mi paladar en este punto es un universo de emociones marinas que cabalgando a lomos del fantástico vino de Rioja Alavesa, me trasladan al inconmensurable océano donde se inició nuestra vida.

Si me apura, incluso saboreo los susurros que se intercambian las mismísimas esencias de los moluscos fósiles con las del fresco que acabo de ingerir. Al fin y al cabo son parientes aunque lejanos.

Después de lo que le he demostrado, no me diga usted que esta peculiar tierra, de procedencia eminentemente marina, no aporta a la uva que de ella nace y crece, moléculas salitradas del mar y los animales que un día formaron parte de la maravillosa fauna oceánica.

Yo lo distingo hasta el éxtasis.

Como ya le había conocido en otro éxtasis, mantuve un prudente silencio mientras él movilizaba la boca y olfateaba la copa con los ojos cerrados. Daba sorbos cortos mientras lentamente pinzaba mejillones.

( A ESTAS ALTURAS del relato, el paladar del lector ya se ha llenado de sabores… )

Personalmente creo haber conocido múltiples intentos de maridar el vino con todo tipo de elementos y medios, y en todos ha existido un discurso en el que la imaginación, espoleada por los sentidos que despierta la degustación de vino, llega a expresiones que van de lo sensitivo a la diáspora de lo racionalmente entendible.

Pero son sensacionesy como éstas se producen por la acción de los sentidos, todos los factores que contribuyan con su poética atómica, estarán ayudando a que el vino espléndidamente conseguido que una copa acoge, sea un elixir que recrea el acogedor universo en quien lo paladea.

La interpretación que “El Artista” estaba realizando en su brindis a Rioja Alavesa como una unidad cultural, geográfica, topográfica, edáfica, climática, ecológica, paisajística; claramente  diferenciada, me pareció llena de expresividad creativa y amor a la realidad del lugar en la que ambos nos encontrábamos.

Pasaba el tiempo lentamente y yo respetaba los prolongados silencios, mientras él gesticulaba los brindis a ritmo de sorbo y mejillón. Volví a comprender que la caminata de ese día me había ofrecido un momento de creatividad exquisita y cuando me disponía a partir me dijo:

.- Yo le llamo VINO DEL MAR porque viene del mar y porque en la quintaesencia de él, está el mar.

Me despedí de él con la misma serena actitud y le dejé allí, sentado en el viejo butacón bajo el almendro lleno de frutos aún prietos. Las hojas cimeras de las parras ya no bailaban sus amarillos porque la canícula frenaba el ímpetu de la brisa. Ahora casi plateaban.

Aligeré el paso para huir de la chicharra mientras reflexionaba sobre la experiencia que acababa de vivir nuevamente con “El Artista”. Entonces creí estar en medio del baile de aquellos dos mares convulsos en los tiempos de formación de la tierra de Rioja Alavesa; y yo, que he nacido a la orilla del Cantábrico, percibí que respiraba un aroma finísimo, mezcla de uva madura con salitre.

Desde entonces, cuando consigo fósiles de la Sierra Cantabria y cantos rodados como perlas, preparo su baño de tinto Rioja Alavesa en el decantador y con mojojones o hebras de bacalao yo también brindo por el futuro de esta singular y bella tierra alavesa.

LA LITERATURA, para brindar por la Vida con mayúscula y por Rioja Alavesa. José Ramón Elorriaga Zubiagirre

LA LITERATURA, para brindar por la Vida con mayúscula y por Rioja Alavesa. José Ramón Elorriaga Zubiagirre

Quizás algún viticultor que se sensibilice con esta experiencia, ensaye una modalidad de degustación de vino que recree igualmente la poética y no poética que guarda la reflexión y lo distinga como VINO DEL MAR.

¡Ojalá! Porque cuando un sueño lo sueñan muchos, se convierte en realidad”.

(Ocurrió en Elciego, a finales de julio de 2016)

Idea y redacción: Jose Ramon Elorriaga, Artista y pintor
Fotografías y escenografía: Elo Hand, Artista y fotógrafo.